Debió haber sido muy duro para los funcionarios de Agroindustria tener que exponer ante el presidente Mauricio Macri los por qué de la no aprobación del trigo resistente a sequía y salinidad, desarrollado por el Conicet y Bioceres. Hablamos del trigo HB4, transgénico y presentado públicamente a fines del año pasado.

La idea de la liberación dividió aguas. Por un lado están los que argumentan que ningún país lo hizo antes y que por tanto liberarlo en la Argentina implica el riesgo de perder mercados. Por el otro lado se sostiene que un Gobierno no debe involucrarse en las cuestiones comerciales privadas y que tiene que ser la misma cadena comercial la que organice el sistema, habida cuenta que el desde el punto de vista ambiental, agronómico y alimenticio, este trigo no involucra ningún problema.

A mediados de diciembre fue el propio jefe de Gabinete del secretario Luis Miguel Etchevehere quien afirmó públicamente que el trigo no iba a ser aprobado, aludiendo a las cuestiones comerciales. Pero este lunes 4 de febrero, fue el propio Presidente Macri quien convocó a representantes de la cadena para escuchar de primera mano los argumentos a favor y en contra.

En la interna política, es otra pulseada que el ministro Dante Sica le ganó al secretario Etchevehere. Porque habría sido el influyente consultor Alejandro Rozitchner -un filósofo que como diche los jóvenes “pegó onda” con el sector agropecuario- quien habría recogido en sus charlas con productores argumentos favorables a la liberación y que los habría llevado directamente a su jefe Marcos Peña y de ahí al entorno del ministro Sica.

Lo concreto es que por un lado estaban Federico Trucco y Gustavo Grobocopatel, mientras que por el otro estaban representantes del acopio, la molinería y la secretaría de Agroindustria. En una posición intermedia quedarían los exportadores.

Una fuente presente en la reunión sintetizó maravillosamente los argumentos esgrimidos. Los funcionarios sostenían: “no tenemos que ser los primeros”, mientras que el sector biotecnológico afirmaba “tenemos que ser los primeros”.

Lo concreto es que el Presidente Macri se involucró directamente en el asunto. Hizo muchas preguntas y tomó debida nota de cada argumentación. Es muy probable que el primer mandatario sepa que muchas veces los funcionarios actúan según una lógica que no necesariamente es lo más conveniente para el Estado.

Finalmente ordenó buscar soluciones que compatibilicen el avance científico con los problemas que presenta la cadena de comercialización, y planteó un plazo de 60 días para volver con las respuestas.