La Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) publicó recientemente un trabajo de investigación elaborado por Pablo Vaquero  y Alejandro Fried (Presidente y Director) de Gensus, en el que se remarca que el mejoramiento genético es uno de los grandes desafíos del sector.

Los autores destacan que “La experiencia internacional muestra que el trabajo articulado de toda la cadena algodonera, el respeto a la propiedad intelectual y el desarrollo de una política de largo plazo son los drivers estratégicos para la sustentabilidad del algodón”.

En este marco el trabajo detalla que Argentina tiene un atraso de al menos dos generaciones en tecnologías,” ya que desde hace más de diez años no hay nuevos eventos biotecnológicos y desde hace cinco que no se lanza una nueva variedad comercial al mercado.”.

Argentina, luego del mínimo histórico de superficie sembrada en 2015/16, parece haber iniciado un proceso de recuperación explicado por factores exógenos y endógenos: por un lado, la competitividad relativa del algodón con respecto a cultivos alternativos en la región productora y, por otro, los buenos precios y demanda creciente.

La experiencia internacional indica que cada vez que los países adoptaron nuevos OGM en cultivo, además de mejorar la producción, aumentaron sus exportaciones sin afectar el flujo hacia el mercado doméstico.

Argentina es el país con menor tamaño de explotación, muy por debajo del promedio de Estados Unidos, Brasil y Australia y registra el menor rendimiento de fibra (kg/ha). Ambos indicadores marcan un retraso significativo de Argentina respecto a sus competidores.

En el trabajo de investigación se plantean dos casos hipotéticos, para ejemplificar el impacto de la utilización de tecnología en el cultivo. En el primero, se supone  un débil respeto a la propiedad intelectual cuya consecuencia será una muy baja adopción de nuevas tecnologías en semillas y por ende un sendero decreciente en los rendimientos (status quo) y en el segundo, se contempla una adopción progresiva de mejores variedades y eventos biotecnológicos que vayan acercando al país a los que tienen los países competidores producto de un mayor respeto a la propiedad intelectual e innovación en semillas (virtuoso).

En base a las proyecciones de OCDE-FAO 2018-2027, en el escenario de status quo, la superficie caería hasta 160,000 hectáreas, una reducción en los rendimientos y una baja de 61% en la producción y se pasaría de una situación excedentaria, es decir, con saldos exportables, a deficitaria con necesidades de importar fibra de algodón. Por su parte, en el escenario virtuoso, la superficie podría llegar a 840.000 hectáreas en 2027 y con los mayores rindes, la producción pasaría de 193.000 toneladas a 1,18 millón de toneladas y, dado el consumo interno estable proyectado por OCDE-FAO, arrojaría potenciales exportaciones por 1 millón de toneladas.

Finalmente el trabajo firmado por Pablo Vaquero y Alejandro Fried destaca que: “Una legislación moderna y una adecuación de los sistemas de control en el comercio de fibra y semilla son los caminos que se deben consolidar para reposicionar al cultivo de algodón como un cultivo estratégico para el norte argentino”.