Por Javier Preciado Patiño

El gobierno entrante la tiene difícil, bastante difícil.

Por un lado, si bien la cosecha no será mala tampoco será tan buena como la anterior. Si entre maíz, trigo y soja el año pasado se cosecharon 133 millones de toneladas, todo indica que para esta campaña 2019/20 se trillarán 10 u 11 millones de toneladas menos. Puesto en valor, podrían ser unos 2.000 millones de dólares menos.

Por otro lado, los precios a cosecha hoy (marzo para el maíz, mayo para la soja) son inferiores a los que había un año atrás para la cosecha 2018/19. en el caso de la soja son unos quince dólares menos y en el caso del maíz unos cinco dólares por tonelada menos. Es decir, menos producción con un valor menor. Claro que hay que dejar la puerta abierta a la dinámica propia de los mercados agrícolas y siempre una agradable sorpresa puede suceder. Pero por lo pronto, es lo que hay.

En tercer término se está dando el movimiento opuesto al que ocurría en noviembre de 2015, cuando los productores retenían ventas esperando la eliminación o baja de retenciones. En ese mes solo se registraron exportaciones por 1,5 millón de toneladas, registraciones que explotaron en enero de 2016 con más de 18 millones de toneladas. Ahora sucede lo contrario, los productores anticipan ventas especulando con el aumento de las retenciones. Fake news o no, la versión sobre subas importantes para la soja (35%), maíz (15%) y trigo (20%) potenció las ventas. Ya se declararon con el presente esquema impositivo exportaciones 35 millones de toneladas de la nueva cosecha. En el caso del trigo, el 77% del saldo exportable está registrado, el 47% del maíz y el 20% de la soja.

Un dato adicional es que es la primera vez que la liquidación de dólares de noviembre (2.185 millones de dólares) supera a las de octubre y setiembre, ya que habitualmente la liquidación cae a medida que se aleja de pico de la cosecha gruesa. En noviembre de 2015, en pleno proceso de retención de ventas, la liquidación de dólares apenas había sido de 470 millones.

Y todavía resta una semana más con el registro abierto para seguir declarando. La política del gobierno electo de dejar correr solo potencia el fenómeno.

De esta manera, una actualización de los derechos de exportación (si los llevaran al equivalente dólar de setiembre de 2018) o una suba (si se sobrepasara el ratio porcentual de ese momento) tendría un efecto recaudatorio muy limitado. Considerando el volumen que se consume internamente (básicamente maíz y trigo), a la fecha solo actuarían sobre el 50% de lo exportable. Posiblemente para el 10 de diciembre, ese porcentaje sea aún menor.

De manera de que quien maneje la economía a partir de esa fecha tendrá que considerar este factor, y lograr un balance racional entre lo político y lo fiscal.