El coordinador del Censo Nacional Agropecuario 2018 (CNA 2018), Roberto Bisang, le dio una vuelta de tuerca más al significado de esta ciclópea labor, que se llevará a cabo entre el 15 de setiembre y el 30 de noviembre e implicará el desafío de relevar unas 190 millones de hectáreas de uso agropecuario y forestal.

“La información que obtengamos también va a ser relevante para las decisiones de inversiones que implican más de 180 días, ¿me explico?”, comentó Bisang en la ronda de periodistas que escuchaban los detalles del dispositivo. Primero había comentado la importancia que la información que se genere y que va a cubrir el bache desde el último censo agropecuario en 2002 va a tener para las definiciones de políticas públicas. Pero inmediatamente se refirió a las tan esperadas inversiones en desarrollo agroindustrial.

“Por ejemplo un inversor va a poder saber con cuánta materia prima cuenta en una determinada zona, por ejemplo terneros en la cuenca del Salado”, ejemplificó el coordinador, que estuvo secundado por Carolna Plat, directora nacional de Estadísticas y Precios y por su asesor Agustín Lodola.

Después del malogrado censo de 2008, este viene a completar la siguiente foto para entender cómo es la película del agro en la Argentina. Con un presupuesto original de $321 millones, el dispositivo implicará unos 2.800 cencistas con una responsabilidad cada uno sobre 140 establecimientos, 476 supervisores, 83 jefes de zona y 24 coordinadores provinciales.

“La primera cuestión es saber si son 190 millones las hectáreas a relevar o 200”, arrancó Bisang, al referirse a las dificultades que tuvo la planificación del operativo censal. Aunque los censistas todavía no están contratados confía en que todo saldrá bien. Ya hicieron tres test durante el año pasado y ahora, en junio harán otro en el partido de Lobos. Además hicieron correr el formulario del censo (en esta ocasión todo es digital) con productores CREA, lo que les permitió corroborar que todo andaba bien. “En esto resaltamos que ningún productor tuvo que recurrir a otra fuente para contestar el cuestionario, lo cual era importante para ver cómo funcionaba”, explicó Bisang, para agregar que estiman que contestar el censo demandará entre hora y hora media. Lo que viene es una prueba con grandes grupos de siembra, es decir con empresas que alquilan campos en distintas regiones del país.

En la sala se encontraba presente Kika Sabalain, una funcionaria del INDEC que fue responsable del CNA 2002. Aproveché para preguntarle si los datos sobre la cantidad de productores que surgieran de este censo iba a ser comparable con la de ese año y su respuesta fue que era absolutamente así. Incluso, agregó, que el diseño del censo se hace en base a criterios internacionales que permiten la comparación de resultados no solo intrapaís sino con el resto del mundo.

Una de las novedades que se preguntará en el CNA 2018 tiene que ver con el equipamiento industrial dentro del establecimiento agropecuario, como ser extrusoras de granos o equipos de biogás, de tal manera de poder mensurar la capacidad de transformación intrapredio.

Finalmente se preguntará sobre empleo rural y viviendas. Bisang volvió a reiterar, por enésima vez, que no se requerirá información de tipo económica.