Hoy miércoles 25 de setiembre, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires está celebrando su jornada de Perspectivas para la campaña gruesa 2019/20. Más allá de lo puramente técnico, desde el plano de lo político el análisis presentado no es el más alentador para el gobierno que asuma a partir del 10 de diciembre, sea de un nuevo signo o la continuación del actual.

En primer lugar, es probable que el clima no juegue tan favorablemente como lo hizo la campaña pasada. Comentaba Eduardo Sierra que desde el año 1951/52 (cuando el pan se hizo con centeno) que no se daba simultáneamente el enfriamiento de las aguas en el Pacífico y en el Atlántico. El mapa de América del sur está prácticamente teñido de rojo debido a la falta de humedad. Por caso, recién para el otoño se espera que se normalicen las lluvias en el centro sur de Brasil y la alta cuenta del Paraná y el Paraguay, lo cual permitiría otra vez que suba la cota del río Paraná y su hidrovía. Hay que cruzar los dedos para que esto ocurra y coincida con el grueso de la recolección de la cosecha gruesa.

Decía Sierra que todavía no es seguro que vaya a ser un año Niña. Pero tampoco será un año Niño neto. Hay muchas dudas respecto de qué va a pasar con el clima, aún entre los expertos, con pronósticos contradictorios.

Por lo pronto, si no llueve en octubre, el trigo comenzará a sufrir la falta de agua y esto podría poner en peligro una cosecha récord, hoy proyectada en 21 millones de toneladas, y que son los dólares que van a entrar al país a partir de noviembre/diciembre de este año.

El girasol no se pudo sembrar en el norte del país, por falta de agua, y la producción en principio caerá de 3,9 a 3,4 millones de toneladas. Parte de esa área, sino toda, pasará a soja.

Hablando de la soja, se espera que el área crezca unas 200.000 hectáreas y alcance 17,6 millones. Pero la producción caería 4,1 millones de toneladas a 51, porque es muy poco probable que se vuelvan a alcanzar rindes tan buenos como la campaña pasada.

Para el maíz la proyección es de 6,4 millones de hectáreas (apenas 100.000 más que el año pasado) y la producción se mantendría casi sin cambios en 50 millones de toneladas.

De manera que, en principio, hoy se estima que los seis principales cultivos producirían 131,7 Millones de toneladas, contra 135,3 Mt la última campaña 2018/19.

Pero hay más malas noticias. Los costos están en alza, entre 5 y 10%, y los precios de los commodities en baja, particularmente el maíz. La rentabilidad ha caído dramáticamente de una campaña a otra y esto afecta seriamente la economía de los productores.

La perspectiva es que el año próximo el valor bruto agroindustrial caiga respecto de 2019, no solo porque la cosecha será menor, sino porque los precios también lo serán. La extraordinaria cosecha 2018/19 dejó la vara muy alta.

Con esta perspectiva, es probable que la producción agrícola no vaya a ser el gran salvavidas de la economía argentina en el próximo años, en una situación del país muy endeble en lo económico/social. Por el contrario, si se confirman pronósticos negativos, incluso puede agravar las cosas.